7 razones por las que el Parque Nacional Nahuel Huapi es considerado una maravilla natural argentina
Es el área protegida más antigua que existe en el país y su riqueza paisajística no tiene límites. El Parque Nacional Nahuel Huapi dibuja un cuadro imponente que lo sitúa entre las siete maravillas naturales de Argentina.
Un paisaje montañoso decorado con pinceladas verdes, celestes y azules encuentra su máximo esplendor en el sur de Argentina, más precisamente en las provincias de Neuquén y Río Negro. Repleto de vida y cultura, el Parque Nacional Nahuel Huapi es un espectáculo visual que acelera el corazón de los viajeros fanáticos de la naturaleza. Sus 710 mil hectáreas funcionan como el refugio perfecto para los bosques patagónicos de la zona y la fauna que habita en su interior. La postal termina de enamorar con colores cambiantes según la estación del año y un silencio que transmite paz.
En el 2019 fue elegido como una de las siete maravillas argentinas, un reconocimiento que le sienta muy bien al parque más antiguo que existe en el país. Y estos son algunos de los motivos que justifican su puesto en lo más alto si de paisajes locales se trata:
1. Por sus increíbles cerros y picos nevados
Pensar en la Patagonia es hablar sobre montañas que se alzan entre panorámicas que no hacen más que mejorar. Es admirar picos vestidos de blanco y cóndores orbitando a su alrededor. Es asombrarse con las fotos que regala cada ascenso a un cerro. Las cadenas montañosas son imponentes y una de las principales protagonistas del sur. Por ende, no es de extrañar que esas mismas elevaciones sean motivo suficiente para que el Parque Nacional Nahuel Huapi sea bien llamado maravilla.
La versatilidad de los cerros permite todo tipo de actividades: trekking hasta refugios, esquí en la temporada de invierno, escalada, tirolesa. Vivir la magia del paisaje desde las alturas es una experiencia sin precedentes que pone en perspectiva lo que los ojos están registrando: naturaleza en su estado más puro. Imperdible conocer el Cerro Catedral, el López y el Campanario.
2. Por sus frondosos bosques
Los bosques que encontraron su hogar en el Parque Nacional Nahuel Huapi cubren de verde la zona y alojan a la más variada fauna y flora. Las distintas especies de plantas dan lugar a vegetación que incluye lengas, ñires y coihues. El Bosque Húmedo, que ocupa el 65% del área protegida, se mezcla con lagos de origen glaciar y forman la panorámica perfecta, dibujando sombras y formas que se reflejan en espejos de agua. La abundante flora se disfruta en perspectiva y desde altura, pero también en la cercanía de los caminos que va trazando, listos para ser explorados.
3. Por el cristalino Lago Nahuel Huapi
El plan ideal involucra una manta, una canasta con snacks y sentarse en la playa a contemplar la majestuosidad de uno de los lagos de origen glaciar más famosos del sur argentino. Con una superficie de 560 kilómetros cuadrados y profundidad de 400 metros, este gigante de agua se extiende para recordarle a cada turista la fuerza con la que corre por el Parque Nacional. Además de picnics, también pueden hacerse múltiples excursiones lacustres navegando sus curvas: infaltables las de la Isla Victoria, el Bosque de Arrayanes y Puerto Blest.
4.Por la pluralidad de animales autóctonos
Anfibios, mamíferos, reptiles, aves, peces. Tres perspectivas distintas testigos del mismo fenómeno natural: bajo el agua, sobre la tierra o desde las cumbres. Todas las visiones llegan a la misma conclusión: los simpáticos animales que habitan el parque saben sacarle provecho a su vivienda. Una de las especies emblema es el huillín, una nutria que vive en los lagos, arroyos y ríos de la zona. Por su parte, el tuco tuco colonial (un roedor que construye su casa bajo tierra) es una especie única en el mundo que vive solamente en el acá. También pueden avistarse huemules, gatos huiñas, cóndores andinos y pudúes (los ciervos más pequeños del mundo).
5. Por la variedad de actividades que pueden realizarse
Sentir el viento en la cara, el frío del agua en los pies o el movimiento leve en el lomo del caballo son sensaciones posibles en este oasis natural, que presenta un itinerario especial para los inquietos. Rafting, trekking, kayak, buceo, cabalgatas, escalada, mountain bike, esquí y parapente son algunas de las alternativas para disfrutar del paisaje desde el costado más adrenalínico. ¿La premisa que se mantiene? Panorámicas de lujo por doquier.
6. Por las ciudades patagónicas que forman parte del parque
El entorno natural ayuda (y mucho). Pero la arquitectura típica del sur de Argentina también despliega su magia y acompaña las panorámicas a la perfección. Madera a la vista y un ambiente muy hogareño son ingredientes para la receta que preparan San Carlos de Bariloche, Villa La Angostura y Villa Traful. Conocerlas es adentrarse en la cultura del chocolate, disfrutar de playas de arena con piedras, navegar aguas cristalinas, sorprenderse con cascadas naturales, grabar el aroma de los árboles en la memoria y caminar por senderos de tierra que conducen a rincones extraordinarios.
7. Por sus infinitos senderos para hacer trekking
Una de las actividades preferidas en una de las siete maravillas locales. Todo el parque puede conocerse con unas buenas zapatillas y un mapa. El periplo clásico involucra subir cerros y llegar hasta los refugios en las montañas para pasar la noche entre cielos estrellados. Imperdibles el Refugio Frey, el López y el Otto Meiling.
Por su parte, las lagunas también deslumbran con sus espejos de agua, habilitando travesías rodeadas de vegetación autóctona. Lago Espejo, Correntoso, Gutiérrez, Mascardi y Frías son algunos de los más populares, acompañados por las lagunas Cretón, Azul e Ilón.