Destinos de Argentina perfectos para meditar y hacer yoga al aire libre
La premisa de frenar y revalorizar el presente llegó para quedarse. Con ella, actividades como la meditación y el yoga ganaron terreno e importancia. Y, ¿qué mejor que practicarlas entre paisajes increíbles?
La premisa de frenar y revalorizar el presente llegó para quedarse. Con ella, actividades como la meditación y el yoga ganaron terreno e importancia. Y, ¿qué mejor que practicarlas entre paisajes increíbles? Aire puro, sonidos de la naturaleza, montañas y más entornos argentinos se presentan como el escenario perfecto para actividades anti estrés. Los destinos ideales en esta nota.
Ganaron una popularidad innegable durante el último año - porque se las necesitó más que nunca - pero sus orígenes se remontan a tiempos antes de Cristo. Ya no se ven solo en publicidades de apps de mindfulness, sino que las están recetando médicos y psicólogos para tratamientos posturales y de ansiedad o estrés, y son cada vez más los adeptos que, aunque sea diez minutos por día, les dedican un espacio en sus apretadas agendas.
Ellas son la meditación y el yoga, dos actividades que, a pesar de tener sus diferencias prácticas, conviven con el mismo objetivo y acercan a la acelerada rutina humana un freno de mano saludable, consciente y de bienestar. Su fama deviene, justamente, de la sencillez que comparten: no se necesita estudiar demasiado ni tener años de entrenamiento para lograr, aunque sea por unos minutos, ese paréntesis de calma que con constancia se vuelve hábito.
Pero, ¿cuáles son esas diferencias? Si bien ambas usan tanto la mente como el cuerpo para desarrollarse, el yoga trabaja más con la corporalidad mediante la respiración, la concentración, y el uso de posturas (algunas más básicas que otras). La meditación, por su parte, consiste en técnicas de entrenamiento de la mente para relajar los pensamientos y concentrarse en el presente.
“Para realizar estas prácticas lo más importante es encontrar lugares tranquilos en donde puedas sentirte cómodo para conectar con tu esencia. Si son enclaves naturales, mejor, porque el poder de la naturaleza facilita ese canal espiritual de introspección para hacer foco en el aquí y ahora”. Así lo define Agustina Etchegoyen, coach ontológica, profesora de yoga y experta en wellness y espiritualidad. Tras la publicación de su libro “Mujeres Conscientes”, se dedica a organizar retiros a distintos destinos que reúnan esas condiciones. Argentina, asegura, es uno de ellos.
Si lo que se necesita son entornos donde reine la vegetación y la pureza, el país del Fin del Mundo tiene de sobra. Paisajes abiertos, montañas, lagos espejados, el horizonte infinito del mar, aire limpio, playas con kilómetros de arena, cielos estrellados, sierras silenciosas y libertad. Un cúmulo de cuadros pintados por la naturaleza se prestan para facilitar aquel anhelado estado de introspección y equilibrio. ¿Hacia dónde encarar para encontrarlo? Los mejores destinos a continuación:
Córdoba
Sierras y cerros, un microclima especial, tierras vírgenes y energía armónica. Las postales de Córdoba conjugan ingredientes fundamentales para la relajación de la mente. Entre brisas suaves, tonalidades de verde esparcidas por colinas y aves sobrevolando un cielo celeste que de noche se colma de estrellas, son miles los turistas de todo el mundo que lo eligen para desconectar. Mientras sea en las sierras, el estado de sosiego llegará solo: la oferta es amplia y en muchos de los destinos serranos existe la búsqueda de la paz mediante estas prácticas en alojamientos, retiros, centros y spots varios. Algunos de los más distinguidos son:
Cerro Uritorco
A 1979 metros sobre el nivel del mar, la cima del Cerro Uritorco - la más alta del Valle de Punilla - se consagró como una de las principales sedes si de fuerzas esotéricas se trata. La energía es tan fuerte que ya ganó fama internacional. ¿Por qué? Razones sobran, pero empezar por el hecho de que varios aseguran haber visto ovnis y luces sobrevolando sus alrededores alcanza y sobra.
Con su vibra característica, se convirtió en algo así como la casa oficial de terapias alternativas y técnicas de bienestar que van desde el yoga hasta el tai chi, motivo por el que se instaló a sus pies el reconocido Templo zen Shobogenji, dedicado a prácticas budistas.
El mejor momento para meditar en su cima es a la hora del atardecer, mientras el cielo se tiñe de naranja y la altura permite contemplar las tonalidades desde su mejor perfil. Para una experiencia aún más mística, se lo puede visitar de noche y conectar con las leyendas bajo un manto estrellado mientras se aguarda la aparición del sol en lo que es uno de los amaneceres más memorables de la región.
Posadas ecológicas en las sierras
Otras de las coordenadas cordobesas destacadas para la espiritualidad implican posadas y asentamientos ecológicos creados con el objetivo de favorecer el descanso y las experiencias revitalizantes. Allí se pueden encontrar, además de un lugar donde hospedarse, alternativas de cursos de meditación y sanación, wellness retreats, caminatas, programas de alimentación, retiros, terapias y más. Este es el caso de Nueva Castalia en San Marcos Sierras, Las Dalias en Traslasierra o La Posada del Qenti en Villa Icho Cruz, a pocos minutos de Villa Carlos Paz.
La Patagonia
Siguiendo con la lógica planteada donde los territorios de naturaleza inmaculada favorecen la introspección y la distensión, no sorprende que la mágica Patagonia argentina forme parte de la lista de recomendaciones. Picos montañosos imponentes, bosques profundos con aromas puros, dibujos sobre el agua cristalina de sus lagos y una energía que hace que la contemplación sea, más que un objetivo, una condición.
Si bien todas sus coordenadas aprueban el test de compatibilidad con las prácticas de conexión espiritual y corporal, hay algunas que pisan más fuerte y destacan bajo esta premisa. ¿Cuáles son?
Parque Nacional Los Alerces, Chubut
Acá, la naturaleza encontró un hogar donde crecer ininterrumpidamente, a tal punto que dio vida al “Alerce Abuelo” de más de 2600 años. La sensación de estar bajo los 57 metros de alto de un tesoro natural milenario atrajo a millones de personas de todo el mundo.
El arte de reflexionar y observar con detenimiento es casi obligatorio a la hora de conocerlo, y es por eso que se convirtió en un santuario ideal para el yoga y la meditación.
Bariloche, Río Negro
Otro gran imperdible. “Sentís un bienestar general en todo el cuerpo. Es mágico: conectás con las montañas, bajás un cambio, podés respirar hondo y te ayuda a entrar en un estado mucho más profundo. Sus cerros son increíbles para desconectar y salir de la rutina diaria”, afirma Agustina. Como ella, son muchos los turistas que eligen sus paisajes para encontrar armonía interior. Una práctica cada vez más popular en el destino es la de yoga SUP: hacer yoga sobre tablas de stand up paddle. La sala se convierte en lago, el piso es agua transparente y la estabilidad se transforma en el mecer de las olas. Una experiencia única.
El Bolsón, Río Negro
Con decenas de centros de bienestar, El Bolsón se afianzó como la sede oficial del turismo holístico de la región. El cerro Piltriquitrón es el protagonista de esta localidad enclavada en un paraíso natural montañoso que comparte una energía especial en sus cascadas, lagos y bosques con quienes lo visiten. Esa quietud y tranquilidad da lugar a propuestas que van desde meditación hasta reflexología, reiki, lectura de aura, yoga, acupuntura, masajes espirituales y más terapias de relajación.
Copahue, Neuquén
Un destino que sin dudas encontró un lugar significativo en la escena del placer y el relax en Argentina. ¿Por qué? Para empezar, es dueño de uno de los centros termales más ricos del mundo: almacena una amplia variedad de minerales como fangos, algas, vapores y aguas mineromedicinales a los pies del volcán. Sus más de diez mil metros cuadrados abarcan fumarolas, lagunas y más espacios beneficiosos para el cuerpo. Lejos de guardarse toda esa abundancia natural para ellos, crearon el evento Copahue Medita, que fusiona el descanso con la salud y el bienestar e invita a turistas de todo el mundo a vivir una agenda de una semana con planes gratuitos y de wellness. Clases, seminarios de yoga y reiki, constelaciones, meditación y más actividades constituyen la propuesta, que ya busca su novena edición.
La Costa Atlántica
¿Existe algo más hipnotizante y relajante que el mar, su movimiento, su sonido y su horizonte? La inmensidad del océano siempre fue sanadora, pero en Argentina esa vastedad también se extiende a la playa, donde la amplitud de la arena se esparce a lo largo y ancho sin límites aparentes y se convierte en el espacio ideal para meditaciones profundas junto a amaneceres inolvidables. Para conectar con la magia del agua salada que regala la naturaleza, los rincones de la Costa Atlántica se prestan a la perfección.
Miramar
En este caso, además de playas prolongadas, el atractivo principal está en su secreto Bosque Energético. Oscuro, fresco, húmedo y silencioso, sus dos hectáreas envuelven fenómenos, mitos y leyendas que van desde avistaje de gnomos u ovnis hasta estudios sobre propiedades electromagnéticas y teorías de la caída de un meteorito hace más de tres millones de años atrás. Psíquicos y científicos de todo el mundo se acercan a contemplar y sentir su enigmática vibra entre pinos y troncos, un oasis de paz en plena costa. En él, la oportunidad de encontrar un espacio idóneo para contagiarse de la energía vital de su vegetación - no es raro encontrar gente abrazando los míticos árboles - y practicar tanto meditación como yoga.
Chapadmalal
Surf y yoga. Lindo mix, ¿no? Las playas de Chapadmalal - “Chapa”, para quienes ya le tomaron cariño - son las más elegidas por surfers y jóvenes locales y su popularidad no hace más que crecer. Como buena tendencia, pasó de estar prácticamente deshabitado a llenarse de propuestas para gozar de sus olas con numerosas escuelas y retiros de surf que lo eligen como destino. Pero junto con el deporte de tabla llegó también el yoga. Al estar cerca de Miramar (a solo 25 minutos), se extiende esa creencia de que existe cierta energía especial en la zona, y por eso las clases de surf suelen seguirse de otra de yoga para respirar esa armonía. ¿El paisaje? Acantilados, kilómetros de arena y atardeceres increíbles.