El asado: guía para vivir el ritual más sabroso
Porque asistir a un asado en Argentina es muchísimo más que sentarse a degustar la mejor carne del mundo. Es un arte, una coreografía orquestada en donde cada comensal cumple un rol clave en el ritual
Con semejante relevancia cultural, nada queda librado al azar. ¿Te picó la curiosidad? Leé esta nota para enterarte cómo disfrutar del símbolo patrio número uno.
Messi, el tango, el dulce de leche, el mate, Diego Armando Maradona, el asado. Una combinación de talentos, sabores y leyendas que son parte del folclore argentino. Palabras que no necesitan contexto alguno y orientan la brújula al país más austral del mundo, sin importar dónde resuenen. Por ende, como fieles representantes del acervo cultural, están en lo más alto del podio nacional. Los aficionados celestes y blancos honran cada una de esas premisas siempre que tienen oportunidad, y la última, la del carbón, la carne y el olorcito que enciende estómagos, tiene un lugar más que protagónico en la agenda.
La definición sencilla del asado se limita a indicar que son cortes de carne (especialmente vacuna) dispuestos en una parrilla, con un acompañamiento que suele tener favoritismo por la ensalada de lechuga y tomate. Fácil. Ahora bien, ¿qué es verdaderamente el asado en Argentina? Tan solo la mejor excusa para reunir allegados en una ceremonia del buen comer que consta de pasos y reglas pero, sobre todo, está guiada por el disfrute. Cada persona ejecuta un papel esencial en la función y todos, absolutamente todos, son bienvenidos a sentarse a la mesa. No importan las edades, los vínculos directos con el dueño de la casa ni el horario: jamás faltará un plato y cubiertos para quien quiera sumarse a la experiencia.
Asado, vacío, entraña y bife de chorizo son algunos de los cortes más famosos. Las achuras también tienen su momento estrella con la morcilla, chinchulines y molleja a la cabeza. El asador - personaje emblema encargado de cocinar el banquete - va sacando la comida en distintos tiempos, entreteniendo a su audiencia y procurando cumplir con su rol a rajatabla. Mientras tanto, el resto se dispone a preparar la mesa, poner la música de fondo y armar tragos.
Cada asado es único y, por ende, abundan las sorpresas y giros de trama que terminan formando parte de la próxima anécdota a relatar en el asado del domingo. Pero hay algunas particularidades que se repiten religiosamente. Hoy, vos también sos un experto:
Ante todo, la picada
Un asado no está completo sin el paso anterior a instalarse en la mesa: la tan esperada picada. La que acompaña y marida como ninguna no solo con carne, vino o fernet, sino con encuentros. Es la amiga inseparable de la Selección Argentina, auspiciante de Messi y cada jugador que mueve la pelota en el campo de juego. Nunca jamás falla en las juntadas con amigos cuando la camiseta celeste y blanca disputa algún título y tan asociada está a la identidad argentina que también se suma en la previa del asado.
¿En qué consiste? En pequeñas porciones de embutidos, quesos de los más variados, alguna que otra papa frita, maní salado y pan. Todos esos ingredientes son tan solo la previa de la fiesta, la entrada en calor
El chori como entrada
Pan, chorizo, pan: el sinónimo de la felicidad hecho sándwich. No es casualidad que el sitio gastronómico The Taste Atlas lo considere uno de los cinco mejores del planeta. El choripán se convirtió en un ícono nacional que dice presente en cada asado y funciona como la entrada ideal para entrar en clima. De parado o sentado, solo o con alguna salsa del estilo criolla o chimichurri (la más clásica argentina con perejil, orégano, ajo, vinagre, ají molido y aceite), al plato o entre panes - especialmente el francés -. Es el primero en salir de la parrilla y, como tal, es el que da inicio al banquete de gustitos ahumados en el plato.
Las verduras a las brasas y las ensaladas
Si bien el protagónico de la película se lo lleva la carne, no faltan alternativas vegetarianas para saborear. La más típica es la ensalada de tomate y lechuga, con variaciones que incluyen huevos y cebolla cruda. La fórmula mágica rúcula y parmesano también se acerca a la mesa, al igual que la clásica papa con huevo. Pero, además de las opciones crudas, la habilidad de envolver verduras con papel aluminio es fundamental a la hora de pensar en el acompañamiento veggie. Cebollas, papas, batatas y ajos se esconden entre el plateado del papel y van a parar derechito a las brasas, donde se quedan un largo rato sin riesgo de quemarse. El sabor que desprenden cuando finalizan su cocción es único y pueden comerse al mismo tiempo que la carne o como plato principal.
Otro imperdible que se volvió tradición es el morrón con huevo y queso, dispuesto sobre la misma parrilla. Al costado, las berenjenas y el zucchini también pelean por el puesto número uno. ¿La conclusión? Variables para todos los gustos.
Un aplauso para el asador
Si sos vos el que ejecuta el arte de la cocción de carne, entonces es tu momento preferido de la velada. Una adrenalina única recorre el cuerpo de quien agasaja a sus amigos, colegas o familia, porque recibe el título máximo que se puede pedir: el de asador. Entiende las cocciones de cada corte, maneja unos tiempos impecables entre achuras, principales y verduras y nunca, pero nunca, deja con hambre a su público. Porque el héroe del asado también es buenísimo calculando cantidades. Así que, para homenajearlo cada vez que se prueba el último bocado, la frase de cabecera de cualquier asado es: “Un aplauso para el asador”.
Quien lo recibe lo hace con cabeza gacha - sabiendo que, en el fondo, hizo feliz a muchas personas en un mismo lugar -. Y quien lo ejecuta, lo hace con el más profundo ímpetu y determinación, porque ese aplauso sale del corazón y agradece no solo una comida, sino el encuentro y la celebración de un momento.
El día predilecto: los domingos
Siempre es un buen momento para comer un asado. Eso está clarísimo. Pero hay una energía especial que tiene lugar el segundo día de descanso del fin de semana. Los domingos en Argentina son fechas casi patrias: se prende el fuego de a poco, se descorcha un vino tinto o se prepara un fernet (gloriosa combinación de Coca Cola con la famosa bebida alcohólica), empiezan a llegar los invitados para darle charla al asador de turno y hasta aparece una pelota de fútbol para hacer algunos pases o armar un mini partido mientras se cocina la carne. El ambiente es óptimo, la compañía todavía superior y el domingo se convierte en el mejor día de la semana, con desenlace final muchísimas horas después de haber empezado la reunión.
Vino y fernet con Coca
No es novedad que los argentinos, además del buen comer, le prestan atención al buen beber. Tampoco es un secreto que la mejor bodega del mundo tiene impronta celeste y blanca y se encuentra en la provincia de Mendoza: Zuccardi Valle de Uco. Por ende, ¿cómo va a faltar el vino en la mesa dominguera? Su gusto intenso marida perfecto con la carne roja y tiñe de color violeta el encuentro.
Ahora bien, si el Malbec no es lo tuyo, hay otro gusto nacional que enamora a más de uno: el fernet. Ese líquido oscuro que, combinado con el dulzor de la Coca, crea una bebida insuperable con el punto justo de balance de amargor. Fiel compañero de asados, previas con amigos y bailes, despegó en Córdoba capital y aterrizó en cada rincón del país para instalar otra tradición.
La sobremesa
“Tiempo que se está a la mesa después de haber comido”. La definición de la RAE cumple con honores pero, como siempre, el diccionario argentino agrega una cuota emocional extra a cada significado preestablecido. Porque hablar sobre la sobremesa en suelo albiceleste abarca mucho más que la temporalidad post panzada de comida. Es un espacio de diálogo, anécdotas, risas, partidas de truco y - si queda algo de espacio en el estómago - algún que otro café. Es el desenlace perfecto a la historia mejor contada del país. Es un libro abierto donde desfilan las más recónditas temáticas en múltiples conversaciones paralelas. Es un bucle temporal en donde los minutos no pasan y se extiende desde una hora hasta el infinito. Porque, al final de cuentas, la compañía no se negocia y cuanto más tiempo transcurra con amigos y familia, más aumenta el termómetro de felicidad de un argentino.
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