Día del mate: qué es y cómo convertirte en experto
Es de una de las costumbres argentinas más reconocidas alrededor del globo. Porque aunque no lo conozcas, seguro lo viste. Y claro que la curiosidad dijo presente.
Así que en esta nota develamos el misterio y enumeramos las claves del éxito para el maravilloso arte de tomar mate:
¿Cómo se reconoce a un argentino en suelo extranjero? Por tres cosas: su tonada, su pasión deportiva y ese enigmático cuenco que más de uno lleva orgulloso debajo del brazo. Pero, ¿qué es? ¿Se llama gaucho? ¿Es pasto? ¿Tiene alcohol? Lejos de las disparatadas teorías que circulan en Internet, se trata de una infusión caliente de hojas de yerba que se cosechan entre las provincias Misiones y Corrientes en la región del Litoral. Aunque, demás está decir, pisa fuerte en todo el territorio nacional. De hecho, es tan importante en la cultura local que ni siquiera se olvida durante un viaje por tierras lejanas. Y si bien a simple vista se percibe como un extraño recipiente, todo aquel que haya recorrido Argentina sabe que es muchísimo más que eso. Es el hilo rojo (o mejor dicho, verde) que conecta a 45 millones de fanáticos de la celeste y blanca, sin importar la sede de turno.
Cuando decimos que cala profundo en el suelo del Fin del Mundo, no exageramos. Está presente en el 90% de los hogares del país y se toman alrededor de 100 litros por persona al año. Algunos lo describen como la definición del encuentro. Es que es algo tan íntimo como popular. Porque no se trata solo de saborearlo: es la experiencia de compartirlo con amigos, familiares y hasta desconocidos lo que lo hace único. Será por eso que ese pequeño envase guarda los mejores secretos. Porque es un invitado más de cuanta conversación suceda en el vaivén de sus rondas. El testigo necesario de un sinfín de charlas cotidianas y diálogos a corazón abierto.
Amargo o dulce, con cítricos o yuyos, hay tantas versiones materas como gustos argentinos. Lo que sí es unánime es el sentimiento de que el mate es perfecto para todo momento. Paradójicamente es una bebida caliente que no conoce de climas: socio clave para pasar el invierno y un motor para afrontar el verano. Se toma a la mañana, a la hora del té y hasta en la noche. Tanto así que estas líneas se están redactando con mate en mano. Porque si de energía se trata, el resto del mundo tiene el café y los argentinos su insignia de tonos verdes. Ahora, ¿con qué manjar se acompaña? Los bizcochitos - una especie de galletitas saladas -, se postulan como la combinación imbatible. Pero hay quienes eligen lo dulce y en ese caso las medialunas rebalsadas de almíbar se llevan el premio.
Esta ceremonia nacional, como todo, tiene sus propias reglas y en general, las dispone el cebador: el jugador más importante del encuentro. ¿Quién es? El que marca el ritmo de la ronda y a fines prácticos vuelca el agua sobre la yerba. Esa persona que con sus trucos y mañas hará de la reunión un exquisito momento. Y no es tarea fácil, más bien requiere práctica. Por eso, listamos 8 errores que hay que evitar para no pecar durante una mateada:
1. Dejar hervir el agua
Hay muchos distraídos que dejan que el agua pase los 80 grados y, si eso sucede, la yerba se va a terminar quemando. Así que, en primera instancia, es malo para el sabor. Un clásico escenario es intentar salvarla agregando más líquido - esta vez frío - para bajarle la temperatura. Lo que no muchos saben es que al hervir, el agua pierde bastantes características químicas que hacen que resalten los sabores y las cualidades de la yerba en cuestión. Por eso, si se hierve, ¡hay que empezar de cero!
2. No mezclar la yerba
Antes de cebar el primer mate hay que sacudir la yerba para mezclar así todos sus componentes y evitar el polvillo excedente. De esta manera, se van a incorporar bien sus ingredientes y su sabor será todavía mejor. Recién una vez que hagamos este pequeño zarandeo donde el cuenco funciona casi de maraca, se humedece la yerba, se espera a que se hinche y luego se introduce la bombilla.
3. Regar el mate
He aquí el descuido que diferencia a un principiante de un experto. ¿Por qué? Volcar el agua no es tan fácil. De hecho, hay varios cebadores que en el apuro (o por falta de práctica) lo hacen en toda la yerba. Grave error. Si esto sucede, el sabor se va a lavar súper rápido y además lo hará de forma dispareja. Es que primero se van a sentir las notas de los componentes más chicos de la yerba - que son los que infusionan más rápido - y después el gusto de la hoja gruesa y el palo.
¿La forma correcta? Cebar el mate de forma oblicua, recostado, y que la mitad de la yerba quede seca el mayor tiempo posible.
4. Mover la bombilla
No es un micrófono, no es un juguete, es simplemente el sorbete metálico que habilita el maravilloso acto de tomar matecitos. ¿Entonces cuál es el problema? Cuando las personas la mueven se rompe la estructura del mate e incluso puede ocurrir que se tape la bombilla, inhabilite la succión y haya que rehacerlo. Nadie quiere cortar con el espíritu matero, ¿verdad? Así que el consejo es dejarla como dispone el cebador.
5. Limpiar la bombilla
Si te cuesta compartir una bebida, seguramente el mate no sea lo tuyo. Porque limpiar la bombilla antes de beber este elíxir, es un símbolo de desprecio. Además, al hacerlo se puede mover la bombilla y ya vimos lo que pasa cuando eso sucede. Ojo, esto no quiere decir que no haya que limpiarla en absoluto. Solo se aconseja no hacerlo durante el encuentro. Para higienizarla se puede lavar con agua en cada uso y al menos una vez al mes, hervirla en agua y sal.
6. Usar más de una yerba para un mismo mate
Pongámoslo de una manera más sencilla. ¿Los vinos se mezclan? No. Bueno, con la yerba pasa lo mismo. Existen blends en el mercado de una gran calidad, pero jamás hay que combinar dos productos distintos.
7. No curar el cuenco
Si bien hay varios que son de materiales como vidrio y no necesitan ser curados, hay muchos otros de origen natural como el zapallo, el palo santo o el algarrobo que sí lo requieren y no hacerlo correctamente podría terminar en hongos.
Curar el mate significa sellar los poros del material orgánico para que ese sabor no sea invasivo ni intenso a futuro. El proceso es sencillo. En el caso del zapallo, se debe llenar de yerba húmeda, dejar reposar por 24h y repetir la técnica por 3 o 4 días. En el caso de mates de madera, se unta el interior con una capa de aceite o manteca, se espera 24h y recién ahí se comienza con el procedimiento de yerba húmeda durante 2 días.
8. Decir gracias
Aunque suene paradójico, decir gracias no solo se traduce en agradecer el encuentro. La dinámica matera es en ronda y, como tal, hay turnos. Cuando llegue tu momento de saborear la yerba argentina, si se termina con gracias implica que ya no querés tomar más y que, en la próxima ronda, se te saltea. Salvo que quieras que eso pase, ¡evitá decir gracias!