La apuesta de Argentina por la alimentación orgánica

La tradición vinícola no es la única que se une a la creciente tendencia a consumir productos respetuosos con la naturaleza. Argentina respeta ese principio y hace los honores de ofrecer alternativas libres de sustancias químicas.

Una nutrición sana y el cuidado del medioambiente se fusionan para dar a conocer una de las grandes tendencias de los últimos años: la alimentación orgánica. La búsqueda constante de sentirse mejor luego de ingerir comida, la necesidad de liberar al cuerpo de sustancias nocivas y la consciencia alrededor del bienestar del medioambiente y los animales generaron una revolución en la industria. El mercado mundial de alimentos orgánicos creció de 259.060 millones de dólares en 2022 a 294.540 millones de dólares en 2023, a una tasa de crecimiento anual compuesto del 13,7%. No es casualidad, entonces, que Argentina también se incorpore a esa ola que apunta a un consumo más responsable. Tanto es así que ya son varios los proyectos locales que llevan al frente la premisa y acercan una alternativa más saludable a aquellas personas interesadas en este cambio de vida. 

1) El potencial de los aceites de oliva


Uno de los productos más nobles y conocidos del país del Fin del Mundo. La producción de aceite de oliva local ya dio la vuelta al mundo y quedó sellada con el reconocimiento que se le otorgó a Olivícola Laur, posicionada como una de las 100 mejores olivícolas del globo según el EVOO (Extra Virgin Olive Oil) World Ranking 2022. Pero, ¿en qué consiste el aceite de oliva orgánico? Durante el proceso, la aceituna se extrae de cultivos ecológicos libres de pesticidas y sustancias químicas, y también se evitan las contaminaciones cruzadas con cualquier cosa que no sea de índole ecológica. De esta forma, el sabor es 100% natural, sano y aporta las propiedades saludables de manera directa. La firma Laur también genera su propio aceite orgánico, y varias marcas de renombre, como Zuccardi, se unen a este movimiento.

2) La carne: el ícono argentino también se suma a la tendencia


Al igual que el proceso libre de pesticidas del aceite, lo mismo sucede en muchos casos con el alimento de las vacas. Las pasturas o granos no contienen sustancias químicas, y los animales son criados en espacios libres para poder caminar y pastar tranquilos. Tampoco se usan antibióticos ni hormonas; el proceso de cría es natural y se realiza con sistemas y técnicas para regenerar el medio ambiente y los recursos naturales. Todo esto impacta directamente en el sabor, el color y la textura de la carne, bajando también el contenido graso que presenta. Además, es más nutritiva por las condiciones óptimas en las que se desarrollan las vacas. 


Muchos son los involucrados en la industria de la carne orgánica en el país celeste y blanco, y la orientación continúa en ascenso. Al margen, también surgen restaurantes liderados por chefs de gran renombre que se unen al potencial del producto vacuno orgánico. CARNE, en manos del aclamado Mauro Colagreco - dueño de Mirazur, un rincón soñado en Mentón, Francia, que ya tiene tres estrellas Michelín en su haber -, es uno de ellos. Todo lo que se prueba en CARNE está mediado por producciones biológicas: el pan no tiene aditivos ni conservantes y, de igual modo, las vacas son de pastura auténtica. Pero el resultado es simple: una hamburguesería de gran calidad basada en una premisa orgánica. Cuenta con cinco sedes en Buenos Aires, una en Bruselas (Bélgica) y tentativas de abrir sucursales en Chile y España.

3) Mercados gastronómicos fieles a la producción orgánica 


El fenómeno de mercados gastronómicos típico de Europa también aterrizó en territorio nacional. Distintos puntos alrededor de la ciudad brindan una interesante variedad de comidas en lugares aesthetic, industriales, espaciosos y repletos de gastronomía regional y del mundo. Desde carnes, pasando por tapas asiáticas, hamburguesas, comida armenia, árabe y barras con cerveza y tragos; las propuestas son completamente superadoras y habilitan un plan diferente entre el cemento de la Ciudad de Buenos Aires. Pero, además de ofrecer esta pluralidad de opciones culinarias, algunos reservan un sitio especial para los productos orgánicos. El Mercat de Caballito y el de Villa Crespo presentan una filosofía sólida respecto a la venta de esta mercadería y, en consecuencia, disponen de stands exclusivos para la comercialización de alternativas no artificiales.

4) Vinos argentinos: el sabor que se cultiva orgánicamente


En Argentina, la producción de vinos libres de pesticidas, agroquímicos, fertilizantes químicos y fungicidas es una realidad constante y en aumento. El número de establecimientos con certificación para este tipo de productos se duplicó en los últimos años y el país fue ampliando su selección de etiquetas que demuestran un compromiso con el medio ambiente. Cada año son más las bodegas que apuestan por lo natural, elaborando vinos de la más alta calidad sin utilizar aditivos de origen sintético. Además, según las estadísticas, el 20,5% del vino producido en Argentina es orgánico.